sábado, 17 de marzo de 2012

Ese humo que me hace soñar



El humo es un subproducto de la combustión, que de muchas maneras y en muchas culturas se ha usado como vehículo para la transmisión de mensajes, entre el mundo manifestado y lo que el hombre considera mundo superior, así como también para la comunicación entre humanos. Es así como vemos en las distintas formas de manifestación de la tradición, que su presencia en los ritos, rituales y ceremonias es casi una constante.
Diferentes culturas, queman ofrendas que producen humo, en diferentes formas y aromas. Veamos primero ¿Qué mueve al pensamiento humano a comprender que el humo puede ser un vehículo de comunicación entre el mundo llamado superior y el mundo manifestado? Para dar respuesta a esta interrogante, dos vertientes principalmente se me vienen a la mente; la primera anatómica, en la que si observamos la distribución de nuestros sentidos en nuestro cuerpo, la percepción del humo se hace a través de nuestro olfato. Si somos minuciosos es el primer sentido físico del hombre que percibe partículas del mundo manifestado. Los sentidos ubicados más arriba en el cuerpo son la vista y el oído, pero ambos perciben formas externas de manifestación del mundo, vale decir, las imágenes y las ondas sonoras; pero el olfato ya implica reacciones químicas donde se intercambian partículas del mundo con químicos de nuestro mundo interior, así podemos decir que el olfato es el sentido que nos permite la percepción mas sutil del mundo manifestado por intercambio y no solo por impresión, como los dos anteriores (vista y oído). Se hace necesario que partículas del mundo manifestado contacten de forma directa con órganos en nuestro interior especializados para ello que luego producen reacciones químicas en nuestro interior, o lo que es lo mismo, producen cambios en nuestra química corporal, por sutiles que estos sean. Así el humo, y las partículas que este transporta son mensajeros entre el mundo exterior y el mundo interior. De otra parte y como segunda vertiente de análisis; físicamente, el humo es producto de quemar materia del mundo manifestado, con lo cual aun siendo humo, lleva consigo partículas de el material quemado y por la diferencia de temperatura entre el material que se quema y el mundo circundante, este irremediablemente asciende, de manera suave y visible al hombre, con lo cual, el hombre siente que, sea lo que sea que este humo transporte asciende hacia mundos que están por encima de nosotros.
Así vemos como en los templos, se queman materiales que producen humo y olores, en las diversas ceremonias, en un intento de hacer que el hombre y los dioses compartan los mismos olores durante la ejecución de ritos. Se queman también materiales, a fin de que lo que es materia densa se transforme y adquiera un estado más sutil que, siendo en esencia lo quemado; lleva consigo su contenido y ascendiendo pueda alcanzar los mundos superiores, para que sea recibido por los dioses en un mundo más sutil que el nuestro, lo cual lleva consigo el dar y además, queda en la percepción del hombre el sentir de que lo que se ha dado desaparece ya para quedar en manos de la deidad a la cual se hace la ofrenda. 
     
Lo anterior es a muy groso modo, una explicación muy general de porque el humo, como producto de la combustión de materia densa, es considerado por la mente humana como una conexión entre lo divino y lo humano, pero hay también una faceta interesante que, se me hace digna de estudio. Esta faceta a la que quiero referirme es que también vemos en infinidad de ceremonias, como el humo como subproducto de la quema de materiales, es de hecho un canal de comunicación entre humanos mismos, en un intento quizá inconsciente de permitir una comunicación entre nuestras esencias más que entre nuestra manifestación física, o vale también decir, que es también una forma más poderosa de comunicación, ya que nuestra materia y nuestra esencia comparten comunicación a un mismo tiempo usando el humo como vehículo de esta.
Citare aquí ejemplos muy comunes y conocidos y tratare de explicar un poco, desde mi apreciación, como sucede esto, o más bien como esto es comprendido por el hombre en su accionar, durante la ceremonia; lo cual no quiere decir que estos sean los únicos ejemplos, ni que sea esta la forma correcta de verlo, pues como sabemos, nadie es dueño de la verdad absoluta. Pretendo con estos ejemplos que a continuación refiero, dar una guía al lector interesado para que busque mas allá y con un pequeño ovillo de hilo de Ariadna, pueda comenzar a transitar el laberinto que lo lleve hacia consideraciones más profundas sobre el tema y quizá descubra cosas que yo no he visto. Así también, citare ejemplos de culturas diversas a fin de que veamos la universalidad de esta circunstancia.
De todos es conocida la quema de incienso en los templos. No faltara aquí la mente racional que diga que el incienso y otros materiales, convenientemente se usaban en la antigüedad en los templos, para reducir los olores personales, durante épocas en que el baño no era una costumbre común y que por tanto reunir a un número significativo de personas en un recinto cerrado, podía convertirse en una experiencia nada agradable al olfato, lo cual convengo y acepto, pero miremos un poco mas allá de la visión racional pura y aun cuando esta sea una circunstancia cierta, tampoco es menos cierto que en esos momentos de permanencia en el templo, al compartir un olor común a todos los presentes se emula la unidad primordial, se emula la insinuación sutil de que todos, estando en un mismo recinto, compartimos partículas de humo comunes, nos hacemos uno con el otro y es así un intento de unificar, lo que a nuestra vista está separado. Quiero aquí referir a la frase del génesis, en el capítulo 1, versículo 2, que en parte dice: y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas…; así, en la ceremonia del templo, el humo es equivalente al Espíritu de Dios y los participantes son equivalentes a la haz de las aguas, en esa pequeña recreación de la creación que se emula durante la ceremonia religiosa y que sin importar la forma se sucede en todo templo que haga una recreación seria del rito, ya sea de una u otra religión, que este anclada en la tradición.


En un ámbito más profano (entendiendo Profano como “fuera del templo” y no en el sentido equivocado que le damos normalmente en el hablar cotidiano). Muchas culturas tienen en el fumar juntos un alto significado simbólico; de todos es conocido el “fumar la pipa de la paz”. La Nación Lacota, ha popularizado este hecho en infinidad de películas del viejo oeste americano, en las que vemos como de una misma pipa fuma un grupo de indígenas y que siempre, es común observar que esto se hace en negociaciones, equivalente a la firma física que nosotros hacemos en occidente sobre los documentos, para ellos, compartir el humo de la misma pipa, es equivalente a estar conectados espiritualmente. Sin embargo, esta fumada no es larga ni es necesariamente de hierbas agradables, lo cual deja más en evidencia que aquí lo más significativo es el humo y su tránsito por el interior de nuestro cuerpo. Ha sido y es así en la cultura Lacota, en América, desde tiempo inmemorable, pero también lo es en el mundo tribal árabe, del otro lado del planeta, en el que las tribus utilizan un artefacto llamado “Argileh”, que siendo mucho más elaborado que la pipa de la paz, resulta ser todo un acto de alquimia el fumar de este. El “Argileh” es una columna, que en su base tiene un recipiente que contiene agua y en su extremo superior un recipiente donde se deposita tabaco empapado en aceites aromáticos, de una gran gama de aromas. Sobre el recipiente superior se colocan brasas que se separan del contacto directo con el tabaco aromatizado por una membrana agujereada, de forma que el tabaco se quema sin estar en contacto directo con el carbón encendido, si no por el efecto directo del calor, que se produce en la combustión del carbón. A cierta altura de la base con agua se coloca una manguera con boquilla que es por donde se aspiran las bocanadas de humo, al aspirar la diferencia de presión que se genera entre el extremo donde está el carbón y el extremo con agua, hacen que el humo descienda primero y pase por el agua para enfriarse, para luego ir a través de la manguera a los pulmones del fumador, que luego al exhalar, deja que el humo salga al ambiente y comparte el aroma de este, con los otros fumadores. Así pues, el Argileh sigue una ceremonia parecida a la de la pipa de la paz americana, donde cada fumador toma por turno la boquilla y aspira humo del artefacto. Pudiéramos decir, que con el Argileh compartimos el aliento, que no es otra cosa que una emulación inconsciente, pero con seguridad nada casual, nuevamente de el acto que se registra en la creación cuando en el Capitulo 2, versículo 7 del Génesis se señala que …y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente

Ya en Oriente y para la meditación, se usa el incienso, con diferentes aromas, de manera que se ambiente el recinto donde se medita, tanto exteriormente, como interiormente, entendiendo el “recinto interior de meditación” el propio ser, al aspirar los aromas producidos de la quema del incienso. De nuevo vemos que es usado al hacer una visita al templo sagrado y durante la meditación, pues en ella se está haciendo una visita al interior de uno mismo, a un mundo no tangible, nuevamente, el humo producido de la quema de materiales, es ahora un vehículo que nos abre la puerta al mundo interior y nos ayuda a transportarnos a este. Tiene en este caso importancia y relevancia la observación y análisis del proceso olfativo, que accionando sobre el órgano especializado para ello produce una serie de procesos ulteriores en el organismo que generan cambios, producto de la liberación de químicos especiales que estimulan glándulas particulares que nos transportan al mundo de las ideas. Aquí reviste especial relevancia, la activación de las glándulas pineal y pituitaria, ubicadas en nuestra cabeza, signada cabalísticamente por la letra shin que representa el fuego, y las tres primeras sefira, que son la Corona, la justicia, y la misericordia, que forman un triangulo cuya base es el fuego. No en balde, nuestra cabeza es la caldera de las ideas, análogamente y en oposición a nuestro sexo que es la caldera de nuestras pasiones.
Así vemos como el humo es protagonistas indiscutibles en el devenir humano y como también es un hilo conductor, o vehículo que nos traslada o traslada nuestras ofrendas, desde el mundo manifestado al mundo superior o al mundo interior, por lo que tiene suma importancia en todo lo que a rito, ritual, ceremonia y pompa se entiende. Visión del fuego, presencia de humo y sonidos fuertes, son comunes en todas las culturas a la idea de alejar los peligros. Todos estos percibidos, por nuestra cabeza, a través de vista, oído y olfato. No es casual que el hombre en oscuridad se sienta inseguro, y que piense que los sonidos fuertes y el humo  y la bruma le hagan pensar que en este hay cosas que vienen de mundos distintos al mundo manifestado, cosas que no puede ver.    
Ya en la modernidad y quizá, perdida muchas de las verdaderas razones de la presencia del humo en la vida del hombre, podemos ver trazas de los antiguos ritos, rituales y ceremonias, cuando diversas culturas, tienen en el fumar un ritual, ya sea con objetivo sagrado o no, pero siempre es un ritual. Pregunte el lector a un fumador, que siente al fumar y este no sabrá explicar exactamente las razones por las que lo hace, pero si es un factor común, los horarios de fumada y las condiciones, que muy frecuentemente son en grupos o en tertulias, acompañado o no de comida y bebida. Ahora que la ciencia médica ha determinado lo dañino que puede ser fumar, o en general la aspiración del humo, o más correctamente, de ciertos humos; en contraposición han aparecido la aromaterapia y otras disciplinas en clara señal de resistencia a abandonar la tradición, que como se ha demostrado a lo largo de la historia, se transforma y se oculta tras las actividades del hombre, quedando solo accesible para aquellos que tienen los sentidos interiores dispuestos para leerla entre líneas.  
      

Nicolás Quiles
M:.M:.P:.M:.
R:.H:.R:. A:.C:.L:.G:.L:.R:.B:.V:.(2011-2013)
V:.M:. Res:.Ben:. y Cen:. Logia “Estrella de Occidente” No. 50 (2011-2012)

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